martes, 19 de enero de 2010

Y ahora te haces el amigo que nunca fuiste.

Y ahora te hacés algo que nunca fuiste, porque después de diez años una se da cuenta.
Habla bien de mi, de mi experta forma de disimular que no me pasa nada, que siempre fuiste ese amigo que guardó conmigo todas las travesuras que hacíamos de chicos.
Pero ya ves, no somos más esos nenes que fuimos. Ya no vamos por la vida con la responsabilidad de vernos en la puerta de mi casa religiosamente cada tarde. Ahora cargamos con otros compromisos.
También llevamos otras historias.
Paso tanto entre nosotros, corrió tanta agua en este río que no nos llevó nunca a la orilla.
Venís y me contas tu naufragio como si yo nunca me hubiese ahogado. Como si este pez que buscaba nadar en tus ojos, nunca hubiese conocido el desgarrador dolor de inhalar tu aire traicionero.
¿Te pensas que para mi todo fue así de fácil? Verte un día tan lejos, tan de ella. ¿Crees que nunca me sentí derrotada, impotente, invisible?
No podes venir a tomar la bandera de la paz así de sencillo. A mostrarme tu océano tranquilo, a invitarme a volver a nadar.
Resultará trágico dicho así, pero no te sorprendas. Para mi lo fue. Separaste mi mundo en dos, me convertiste en río, después en arroyo, en lago. Me secaste.
Y había tantos tesoros de piratas escondidos en el fondo de tu mar. Por ellos deberías alejarte como lo hiciste estos últimos años. Por ellos y por mi, que no necesito volver a vivir con las velas extendidas para que me lleven a vos. No me lo merezco, porque ya pagué lo que debía, ya me alejé de tu puerto.
Y te venís a hacer lo que nunca fuiste, porque no pude haber sentido lo que sentí por un amigo. Jamás te consideré como tal.
El que vos lo hayas hecho no te convierte en aliado. Todo se forma de dos. Por eso nunca pude ser tu amor, y vos nunca pudiste ser mi hermano.
Todo te causa gracia en este momento. Volver a verme distinta, porque claro que no soy esa nena que te contaba sus secretos.
Justo hoy, que soy más mujer, que hice una vida después de vos, que vivo tan lejos de tus ojos.
Podría ser que me haya exiliado de tu nombre, que haya cambiado el mio. O que quizás soy otra, con otras convicciones, con otras luchas (porque ahora peleo mucho mejor por lo que quiero, y sin afán de gloria, casi siempre gano)
Te podría decir que si tu propuesta cambió lo pensaría, pero ya no hay ofertas que me convenzan de tu boca. Esas le hubiesen interesado a la otra Luciana. A esta, que se acostumbró a nadar en un mar que no es de nadie, que ya no llena lo océanos con tus lágrimas, no le importa.
Y no le importa porque se cansó de ser solamente un pez. Ahora es un mar, un lago, un río, un barco, su timón, su proa, su horizonte.
Y ahora te haces el amigo que nunca fuiste.
Yo ya tengo amigos de sobra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario