
Seguramente soñaremos distintas cosas, nos comportaremos de diferentes maneras, vos escribirás con la izquierda y a mi me resulte más cómodo ser diestra. Puede ser que pasemos el tiempo de forma dispareja, que nos duela el amor en diferente grado. Y es cierto que quizás a vos te guste la menta y yo la deteste. O que si, nos ponemos a ver una película romántica yo vea en ella el deseo de hacerlo realidad, y vos simplemente veas una película.
Pero también tengo la seguridad que sentiremos un gusto amargo si nos hacen probar limones y que nos quemaremos si ponemos las manos en la chimenea. Y en eso coincidimos, porque sentir siempre fue universal.
Y si de eso se trata, ¿Por qué no dejamos que la naturaleza haga lo que vino a hacer? ¿Porque no nos permitimos sentir como se estremece la piel cuando estamos juntos, como hay en la boca mil sabores saltarines sin haber probado más que tu boca?
Si te pudiera contar que hasta ahora, nunca me sirvió pensar demasiado lo que hacía. Que los mejores abrazos los di sin tener más motivo que sentir. Que las cosas más placenteras fueron aquellas que creí que no me gustaban. Que toda mi historia la armé casi sin planearla, y es el cuento más hermoso que pude haber escrito. Que de eso se trata esto que hago, porque no estoy tratando de que me escuches, sino simplemente estoy dibujando los caminos que recorren mi cuerpo.
Pero si pudiera, tampoco lo haría. Porque de todas formas, te lo voy a contar en esas historias que no se relatan, en esas melodías que no se tocan.
Al final, los gritos suenan diferente si de verdad hay dolor, las carcajadas se sueltan solas si hay alegría sincera, y la piel se tensa si la acarician.
Y no estoy diciendo que pensar no sirve de nada, estoy simplemente afirmando que sentir nos sirve de mucho.
Un día, cuando entiendas esto que digo, quédate unos instantes parado en la nada misma. Solamente así vas a entender que incluso en la más inerte soledad, lejos de los pensamientos que a veces nos limitan, seguís sintiendo. Porque cuando todo se desvanece, cuando cerramos los ojos y el mundo muere, las sensaciones sobreviven, y son más fuertes. Y con cada pestañeo que des, y con cada paso que avances por el camino que queres seguir, vas a sonreír. Porque la clave siempre fue ser descubridores de las sensaciones que nos hacen bien.
Y entonces, cuando seas capaz de frenar el cosmos y sentir como se debe, también vas a ser capaz de hacer lo que tenes ganas de hacer pero que reprimís porque analizas minuciosamente. Vas a ser capaz de sentirme y encontrarme en la utopía de hacer por primera vez lo que tu cuerpo implora que por fin hagas.
Sigo leyendote fiel. Y fiel es el sentimiento que expreso cuando digo que cada vez tus textos me toman y me retuercen y me inspiran.
ResponderEliminarBeso Luuuu
No dejes nunca este hábito que tan tuyo es.