lunes, 23 de abril de 2012

"A orillas del río piedra me senté y lloré"

 El monje Thomas Merton decía: "La vida espiritual consiste en amar. No se ama porque se quiera hacer el bien, o ayudar, o proteger a alguien. Si obramos de ese modo, estamos viendo al prójimo como un simple objeto, y nos estamos viendo a nosotros como personas generosas y sabias. Esto nada tiene que ver con el amor. Amar es comulgar con el otro, es descubrir en él una chispa divina".


"A orillas del río piedra me senté y lloré"
Paulo Cohelo

  Hace tiempo crecí, los dos sabemos cuidarnos solos. Si elijo un camino, lo elijo a sabiendas de las piedras y los muros que me puedo encontrar en él. Si no tuviera la fe en poder superar todos los obstáculos me quedaría tan firme y estancada como una piedra. Y quiero seguir caminando.
 Sin importar a donde llegue, sin importar cuanto me duela. Si no cayera nunca, jamás sabría que placer da levantarse y cuanta valentía hay en mi para enfrentarme a lo que quiero hacer sin miedo a lo que exista después.
 Si elijo un camino, lo hago a sabiendas que ser feliz es una decisión enteramente mía. 
 Puedo quedarme acá, en esta agua estancada. O puedo dejar que el río corra por su cause.
 Sé que vas a leer esto, y si pongo  estas palabras entre tantas otras, no es por casualidad. Es que quiero que sepas que no considero que merezcas que te cuide de mi, vos bien supiste como hacerlo siempre. 
 Y tampoco quiero que vos me cuides, meterme a la boca del lobo y salir ilesa siempre fue mi cualidad favorita. 
 Confió en que entiendas, y que dejes de creerte el amo de todos mis males. De lo único que sos culpable es de haber llegado a mi camino, y de que siga teniendo estas ganas de encontrarte siempre a donde voy.




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