- No me lastimes- dijo ella con lágrimas en los ojos.
- No puedo prometerte eso. Te aseguro sí., que nadie más lo hará, que no habrá duelos que duelan lo suficiente para dejarte caer sin que este yo sosteniéndote abajo. No habrá nadie capaz de dejar una cicatriz en tu cuerpo, excepto aquellas que den cuenta de la felicidad. No existirán días nublados, ni destinos imposibles.
Te puedo jurar que en tus lágrimas siempre habrá un nuevo motivo que yo te daré para convertirlas en risas, y que en tu camino no habrá piedras que te hagan tropezar.
Puedo asegurarte que sufriré tus angustias, y transitaremos juntos por los caminos dolorosos que nos toquen vivir. Que ahí estaré cuando nadie más te escuche, y que sanaré tus dolores con cada beso construido.
Voy a regalarte felicidades en tus momentos de quietud, y llenaré tu mar de olas cuando necesites movimiento. Y seré yo quien te cuide cuando tengas miedo y te impulse siempre a ir más allá.
Puedo prometerte un cielo diferente cada noche, despejado de nubes. Un nuevo día cada vez que amanezca, e intentaré que cada uno guarde más armonía que el anterior.
Pero no puedo prometerte no lastimarte. Te cuidaré del mundo, pero soy incapaz de protegerte de mi. Serás vos quien tengas que defenderte. Y entonces quizás, un poco,también te estaré protegiendo. Tendrás que aprender a no salir lastimada por mis actos errantes. Y será entonces cuando comprendas que creciste, y que te puedes valer con tus propias armas. Y yo habré entendido que no basta con mi intención de no lastimarte, que hemos ido más allá.
Y que el amor jamás lastima, lo que hace es mantener nuestra capacidad de aprendizaje en constante movimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario