jueves, 1 de abril de 2010

19


No creo que lo de Mario haya sido suficiente
When you are smiling, decía él- sabiendo de antemano que tenés esa manía por traducir todo lo que lees en ingles- el mundo entero sonríe con vos.
Tengo fundamentos, mucho más de los que ahora voy a escribirte.
Porque cuando vos sonreís, no hay mundo, no hay cielos que se vuelvan inabordables, no hay incluso eso que hay más allá y de lo que nada sabemos.
No existen espacios que no queden inundados, que no se fije esa obra de arte que es verte riéndote. Y lo hacés tan a menudo, que quizás uno deja de ver realmente lo que pasa cuando tus comisuras se ensanchan y todos tus dientes se muestran, como si quisieran decirles a todos que miren, que estás feliz, que sos la cosa más alegre que puede existir en este mundo. Y todos te miran, por supuesto.
No hay nadie que pueda pasar de largo ante tu sonrisa. Porque todo queda inmóvil, y es todo tan liviano. Difícil, es (Y debe ser igual para todos, creo yo) olvidarse de eso. De esos instantes en que todo se hace luz. Ni el infinito, ni las nubes negras que a veces nos tapan, ni siquiera los espíritus que te dan miedo a la noche se atreverían a ganarte cuando soltás una sonrisita. Porque por más chiquita e ingenua que sea, lo puede todo. Puede ganarle a tus pesadillas, a tus ataques nocturnos de pánico.
Es cierto, de tanto en tanto te enojas, y no nos causa gracia a ninguna de las dos. Pero no sé como haces para seguir sonriendo cuando repetís las cosas dos veces, con lo que odias eso. O cuando perdés todo lo que habías apostado, o cuando no querés contar lo que siempre escondes.
Y siempre hay un momento en que decidís que ya fue suficiente, y te volvés a reír. Y es justamente en el mismo instante en que a mi se me llenan los ojos de lágrimas.
No, ya lo dije. No creo que se haya nacido la persona capaz de ignorarte cuando tu boca forma la escultura más perfecta. Es inconcebible para mí, yo no podría.
Y al final te quería decir esto: creo que a eso se refería Mario cuando escribió ese poema. Porque nos contagias a todos sin saberlo. Pero él no te conocía, y entonces dudo que haya conocido realmente la poesía.



Diecinueve años viéndote reír parecen suficientes, pero espero poder dejarme guiar por esa sonrisa todo el tiempo en que sigas siendo mi hermana, porque eso es lo único que no va a terminar nunca. Como todo lo que te amo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario