Hay que acordarse de la fábula de los tres chanchitos: aquello a lo que se le pone esfuerzo y se contruye con materiales sólidos, es lo que te va a proteger de cualquier ataque del lobo.
Y yo soy el lobo ahora.
Pero voy a seguir contruyendo casas de ladrillos porque se que no hay lugar dónde me sienta más segura que ahi. Aunque me lleve tiempo y sacrificio.
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