viernes, 23 de marzo de 2012

tiempo

Sé que ya quizás no sirva de mucho. Tu determinación fue clara, pero quizás no te diste cuenta de las millones de cosas que te faltaron por hacer.
 Te quedó un montón de lugares por conocer conmigo. Viajar de mi mano hasta cualquier lado, hasta el cielo.
 Te olvidaste de despertarte un día en una cama, y mirar de repente y sonreír. Y tener al lado un Joaquín, y más allá mis ojos mirándote, diciéndote qué tan feliz soy y que hermoso todo lo que construimos.
 Te faltó elegir los colores de las paredes, poner los muebles, comprar todas esas cosas para la cocina que no sirven de nada pero que inevitablemente íbamos a comprar para nuestra casa.
 Te quedó hacerme el amor un par de millones de veces más, y verme llegar a dónde solo vos lograbas llevarme. Te faltó transportarme al final, como siempre.
 Muchas cartas por leer, intentando explicar lo que no tiene lógica: la extensión de mi amor.
 Casi 60 cumpleaños juntos, miles de desayunos compartidos, comer cada noche la estereotipada y desabrida comida que preparo.
 Esperarme en algún lugar, hecho un manojo de nervios. Verme entrar de blanco y llorar, pero de alegría. Un llamado al trabajo desde un hospital, para que vengas a conocer lo que resulta de las personas cuando se aman. Quizás cinco llamados.
 Fines de semanas agitados, con muchos amigos y un exceso de familia.
 Te faltó ir a un montón de boliches, y cantarte casi a los gritos las frases de amor que están enjauladas en las canciones. Que te cuide cuando te excedas en alcohol.
 Te quedaron muchos regalos, demasiados besos, mis palabras cuando las precises, unos cuantos abrazos. Y aunque te parezca raro, no sabes de todas las peleas que te estas perdiendo. De todos esos momentos que nos hacen entender algo que no sabíamos. De las miles de reconciliaciones llenas de paz.
 Te olvidaste de volver a verme a los ojos cada día y de llenarme de luz sin tener que hacer ningún esfuerzo. Presentarme un montón de gente nueva que vaya apareciendo en tu vida, y de caminar sintiendo lo feliz que soy cuando estás conmigo.
 Te quedó unas cuantas películas, algunas salidas, un montón de problemas por resolver juntos. Muchos más Mc. Donals, muchas más siestas.
  Te olvidaste de acordarte que solamente si vos estás puedo ser feliz. 
De tener sobrinos, de quedarte una noche ayudándome a rendir finales. De acompañarte a comprar camisas, ir a fiestas.
 Te faltó hacer el video de mi mamá para sus 50 años, seguir leyendo mi blog cada día, ir a los quince de belén conmigo.
 Escribir en el mural que quiero hacer en mi pieza, ir a Brasil el año que viene, los regalitos que tenía para el auto.
 Un montón de domingos con siete platos. Yo, un poco más rubia, viniendo del supermercado con Joaco.
 Llevarme a la cancha de Lanús, sacarte un millón de fotos. Decirte un día que está bien, que a mi también me gustaría que todos mis hijos fueran de tu club. Nada me pondría más orgullosa que verlos compartir algo tan lindo como un fanatismo.
Un recital de Sabina, festejar cada ascenso en el trabajo. Te quedó irme a tirar huevos a la salida de la facultad dentro de unos años.
 Recorrerme el cuerpo en todos mis estados, que la cigüeña traiga los tres osos que nos quedaban.
 Hacerte el amor en un montón de lugares nuevos. Seguir aprendiendo tantas cosas.
 Te faltó ser feliz, todavía era posible llegar más allá. Nos quedaba horizonte por caminar.
Y aunque te olvidaste que te amo con toda la intensidad, como jamás amé a nadie, siempre acá me vas a encontrar.

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