Podría haber
elegido hacer miles de cosas la tarde de hoy, pero aprovechando la soledad de
mi casa y mi buen humor, me dediqué a mirar una película de esas que se
empecinan en darte esperanzas.
Y había una, que miré mucho tiempo atrás. “Hechizo
de amor” trata de justamente eso. Del amor, del amor de la familia, del amor
del hombre que llega tal cual lo había soñado Sandra Bullock.
Para los que jamás la vieron (No saben lo que
se pierden) diré que ella proviene de una familia de brujas, que se dedicaron a
hacer hechizos y fracasaron constantemente en el amor. En un panorama así,
cualquiera hubiese hecho lo que pasó. En un intento de salvarse del dolor de
amar, la protagonista juró no enamorarse
nunca. Claro, ella tenía a favor su magia y realizó un conjuro que prometía que
solo se enamoraría de un hombre con determinadas cualidades. Un hombre que no
existía, que hacía volar los panecillos, que tenía un ojo azul y otro verde,
que la cuidara.
Sin embargo, esto no le impidió encontrarlo.
El amor es el más grande hechizo que existe, jamás se podría negar.
La primera vez que vi esta película intente
imitar dos cosas:
La primera
era cortar mi mano, para que mi sangre, y la de mi hermana se fusionaran en
una. Más de grande entendí que era la misma, y que no hacía falta hacer aquello
para que la eternidad nos una. Tengo el placer de tener al lado mío el mejor
sueño de amor hecho realidad. La incondicionalidad que nos enlaza es infinita.
Ahora no busco mezclar sangre con ella, prefiero amontonar sonrisas.
La segunda
cosa que quise hacer (Y que de hecho en mi adolescencia más temprana lo habré
hecho) fue inventar un hombre con las cualidades que tendría el hombre que yo
amara. Pero con la intención de que sí apareciera. Nunca quise alejarme de lo
que considero fundamental en la vida.
No tengo
idea sobre que trataba la lista. Seguramente siempre busqué un hombre que me
cuidara, que supiera volar con los ojos cerrados a los mundos donde yo podría
llevarlo.
Habré
especificado algunas características físicas. Y ahora que lo escribo, recuerdo
haber puesto que debía si o si utilizar una nariz de payaso disfrazada de
sonrisa constantemente.
Años después
esta película vuelve a mi vida.- todo siempre vuelve (o nunca se va) Lo he
comprobado varias veces-
Y ahora todo
es diferente. La perspectiva con la que hoy me encantó (Del verbo encantar
mágicamente) fue diferente.
Si tuviera que volver a hacer la lista, me
quedaría con la lapicera en la mano.
Y me resulta
demasiado coherente mi pensamiento ahora- después de haber seguido con mi
carrera y haber vivido unos cuantos amores-.
No tendría
cualidades para el hombre del que me voy a enamorar, puesto que amar significa
descubrir. Y estoy predispuesta a ir de a poco, desnudando el alma de ese
hombre. También podía decir uno, que no tengo idea que es lo que quiero y eso
es lo mejor.
Freud lo
llamaría deseo. Eso que nos mantiene en movimiento, que nos hace buscar siempre
lo que nuestra pulsión nos manda.
No existen
las cualidades perfectas, existen la perfección en las cualidades que amamos. Y
seguramente también exista un hombre que me haga enamorar de todas esas
cualidades. Sigue siendo indispensable
que despliegue sus alas, pero confío en que a mi lado todos lo hacen. Tengo la
ventaja de no ser jamás una jaula.
Tiempo atrás alguien me pregunto como sería mi
hombre ideal, y yo respondí siguiendo la línea de lo que él quería escuchar.
Ahora que
soy yo la que me lo pregunto, me quedo muda. O aun mejor, me quedo con una sola
respuesta: no sé como es mi hombre ideal, solamente sé que está acá conmigo.
Y tengo la certeza que yo también puedo hacer
cualquier hechizo de amor que me proponga.
Acá va el
segundo tema.
Siempre creí en la magia. Siempre (A pesar de
alejarme tanto estudiando psicología) confié en que podía realizar cualquier
conjuro que resultaría. Hace dos semanas se lo dije a mi psicóloga: este
pensamiento mágico fenomenistico, casi parecido al de Disney se enraíza en mi y
me lleva a la superación.
Soy creyente de llegar a lugares que uno nunca
imagina, confío en que todos tenemos un arma para crear hechizos.
Por eso
escribo, es mi arma para cumplir cualquier hechizo de amor.
Todo lo que escribo sucede, el amor siempre
llega a mis manos. No me privé (ni me voy a privar) de enamorarme cada vez que
se me de la gana.
El hombre que quiero me está esperando-
siempre me esperó- y mi amor sigue intacto. El hombre que amo tiene que tener
una sola cualidad, creer como yo lo hago que el amor es un hechizo que te
obnubiliza. El hombre que amo debe tener la fe puesta que acá estoy, amándolo.
Tengo amor y
magia guardados en frasquitos, para cuando llegue.
Al final de
la película ellas decían: "Siempre echa sal sobre tu hombro izquierdo, pon
romero a la entrada de tu casa, planta lavanda para la suerte...y enamórate
cada vez que puedas"
Al final de
mi historia en mi blog dirá:
“Jamás crea
que todo pasó, los hechizos existen. Usa tu don para atraer todo lo que quieras
para tu vida, y enamórate cada vez que puedas”
Déjense amar
gente, no se sabe donde está la magia, ni a cuantas lunas el otro rogó que estuviéramos
ahí.
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