domingo, 3 de junio de 2012

Sueños rodantes


 Si muevo mi mano, los átomos de oxigeno y de hidrogeno que la encierran se mueven con él.
 De la misma forma, si muevo mis sueños – y solamente si los pongo en marcha- el universo caminará conmigo.
 Como si fuésemos un collar de perlas unas unidas con las otras, estamos atravesados por el mismo hilo conductor que nos sostiene.
 No hay forma de dejar inmóvil todo lo demás si tiro de la cuerda. Pero tensar el hilo es todo un arte, siempre lo dije. De todas formas hay que hacerlo.
 El problema es saber usar la fuerza necesaria.
 Freud ya hablaba de esto: si no existe tensión, es la muerte. La inmovilidad infinita no corresponde. El universo irá donde vayamos, pero nos obliga a ir.
 Hay que tener cuidado. Si tiramos demasiado, la cuerda se corta, y caemos.
Si muevo mis sueños, si empiezo a tirar del hilo que me ata a la estrella que quiero, todo lo que a mi alrededor viva se moverá conmigo. De otra forma, se desvanecería el mundo que me conserva.
Porque al final, todo lo que nos suceda es una marioneta que nosotros manejamos con los dos hilos bordados en la comisura de los labios.

Sonrían, solamente así las cosas comenzarán a moverse.

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