martes, 23 de abril de 2013

Canal de malicia autorizada.


 Si te vas que sea para siempre, y llévate todos y cada uno de tus recuerdos.
 Y espero que seas feliz y que en el último portazo te guardes todos mis besos en lo más profundo del bolsillo, y que te pesen a cada paso. Tanto que te cueste caminar en un camino recto y alineado. Y que eso te provoque mareos enormes, y que caigas al piso más de una vez, hasta que decidas que mejor quedarte allí, porque estas cansado de levantarte siempre.
 Ojalá encuentres esa paz que siempre me pedías, y que en el más absoluto silencio te vuelvas loco. Que tanta calma te irrite y quieras desarmarla a cada instante, pero que lo único que encuentres cuando salgas a buscarme de nuevo sea más calma. Y que ese círculo vicioso te haga extrañarme, porque al final soy yo la única que armoniza tu vida con mi locura.
 Te deseo que te sientas tan culpable de tus actos como alguna vez me sentí. Que viajes a Londres a querer cambiar las horas del reloj, que tengas la imperiosa necesidad de vivir en esa película en donde se puede volver al pasado. Y que no lo logres. Y que entonces en vez de sangre, lleves impotencia en las venas. Y cuando frenes a comprarte chicles en un quisco, respondas mal al señor que te vende antes de tiempo. Solamente así podes entender ese cuentito que me contaste tantas veces, y a mi se me hizo tan difícil seguírtelo. Solamente así, viviendo esa vida desolada y fuera de tus manos, vas a saber que a algunos lo único que nos queda es enojarnos antes de pedir, porque sabemos que no vamos a recibir nunca nada.
 Espero que tus hijos no se llamen como los nuestros, que tus noches estén llenas de vacío y quizás de mujeres, pero llenas de vacío. De la soledad más dolorosa, esa que aparece cuando hay tantas personas alrededor tuyo que casi podes respirar el aire de los demás. Que los átomos de oxigeno no te pertenezcan.
 No quiero lastimarte, estoy convencida que vos lo vas a hacer mejor que yo.
 Y no me arrepiento, ni me siento menos mujer por decírtelo, porque por mucho que haga, por más esfuerzo que le ponga, nunca en tu vida voy a poder lastimarte como vos me lastimaste a mí.
 Ojala lo sepas, y quieras arrancarte los ojos para no ver como me chorrea este dolor por el cuerpo desde que vos no estas.
 Desde el dolor, te amo. 

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