domingo, 25 de abril de 2010

Estas palabras que dicen poco.

Esto- como tantas otras cosas- no tiene palabras.
Y aún siendo un lenguaje sin código, diré
que sé bien cuánto dolerán las espinas de tu completitud
cuando yo llegue a alcanzarlo. Soy conciente, como tantas otras
veces he sido, que no ganaré nada de todo esto que apuesto.
Pero quizás juntando este mundo mío y entregándotelo,
gane yo también el mundo que quiero.

Imagino que no será fácil, no para mi. Para nosotros, quiero decir.
¿Pero cuándo algo lo fue? Nadie puede creer esa mentira
de suponerse que lo verdaderamente importante, aquello
Por lo que algún día morimos, por lo que nacemos,
sea realmente mérito de una fuerza que juega para nosotros.
Sería horripilantemente desvalorizador saber que ninguno
de los dos hicimos nada para estar acá.

Estoy casi segura, que mañana, cuando no estés
para contármelo, el chiste me hará llorar.
Y se magnificará todavía más esta sensación
de querer darte la llave de un país nuevo que gobernás,
Evitarte estas letras que forman palabras que forman frases
que forman cuentos y que terminan sin haber hecho
realmente lo que dicen que van a hacer.

Esto, que la única certeza que tiene es que
me va a doler, busca desesperadamente encontrar un huequito
en mi y esconderse de la realidad que nos separa.
Y juro que estoy intentando dejar volar este pajarito mojado,
mucho más que sobrevivir.
Juro que me paso las noches con las ventanas cerradas,
para no verte en la luna. Que intento pensar menos
en vos que en respirar.

De todas formas, voy a dejar que pasé.
¿Qué tan malo puede ser?
Y ahora es cuando debería encontrar una buena excusa que
justifique este tirarme a estos leones muertos de hambre.
O al menos, debería decirte que yo ya sé
Que al final las cosas no van a resultar
pero que por uno de tus besos, daría todas las convicciones
de las que estoy hecha.

Creo, que para no tener palabras
dije demasiado
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario