sábado, 28 de agosto de 2010

Del otro lado.

Del otro lado, está el conformismo de saber que ahora estás en mí, sin límites. Y si tengo la habilidad de encontrarte en la luna, es porque vos me diste las fuerzas para seguir soñando con ella.
Pensé que no ibas a estar más, que te ibas de un momento y para siempre. Y descubrí que nada pueda romper algo que no construimos, que vino con nosotros. Es verdad que me quedé con un montón de palabras que me cerraron la garganta. Es verdad que me ahogué en lo que no te di. Pero también, quiero creer que me escuchaste aún en ese silencio en el que estás ahora. Que te regalo el calor de mi cuerpo, aunque ya no te sirva de nada.
Tuve miedo, no te imaginas cuánto. No quería dormirme por el pánico que me daba pensar que el día terminara, y me levantara al otro día como si nada hubiera pasado. Y te olvidará como si nunca hubieras dado vuelta mi vida.
Y pasó, eso es lo terrible, que pasó. Que seguí porque no me dieron a elegir, pero no te olvidé. Creo que no lo haría nunca. La magia de tu sonrisa tan siempre angelical, es algo que me llevo en mi propia sonrisa viéndote. Entonces de ahí no te podés ir.
Ya no tengo miedo, estoy del otro lado. Y vos estás acá conmigo, y acá vas a estar siempre.
Siempre, en todos mis tiempos. En eso que fuiste para mi, en esto que me formaste, en el futuro en el que, aunque no estés, también tendrá la fuerza que me reglaste.
Porque aunque no te quedes, sé que te encuentro. Aunque atrás tuyo se abra una inmensa oscuridad que me aniquila, tu luz no se puede apagar. Tu luz, que es la brújula con la que te descubro siempre que te extraño.
Desde el lugar en donde estés, tu mano siempre va a estar agarrándome cuando tenga miedo. Porque el amor que nos tenemos no tiene forma, y no le importa saber que somos.
Porque te voy a querer toda la vida, y estoy convencida que vos me vas a amar en tu eternida, del otro lado.

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